Soy sapo, no Príncipe


Les contaré del sapo triste que tras sus verrugas escondía una nobleza inigualable, no, no era ningún príncipe encantado, era sólo un sapo, uno que amaba y rogaba por que le besaran sin esperar a que se convirtiera en un príncipe...



Menudo el miedo que sentí, el miedo al rechazo de una nueva princesa, aunque al parecer, esta nueva mujer  sorprendió a su pueblo. Ella no esperó la llegada del príncipe, ni espero su rescate, si no que ella misma tomó su cabello, y lo cortó, su aspecto seguía siendo hermoso, pero ahora gracias a los absurdos prejuicios, nadie la quería, nadie la buscó, nadie habló más de ella. Nosotros sabemos ahora que eso era mas que absurdo, lo acompañaba el patetismo de la idea de la jerarquía, una mujer sin cabello era una mujer sin autoridad, sin personalidad, mas cerca del genero masculino, más cerca de lo rudimental.


Ahora, con una magnífica magia en su persona,  camina por senderos oscuros, aquí  es a donde ha escapado, claro, cualquiera que la encontraba la rechazaba. Me sonríe,  su piel es blanca, suave, su piel se convertirá en un sueño con delirio a partir de este día,  a partir de hoy que he visto sus manos desnudas.

Quién es esta mujer que ha rechazado su tierra y a los suyos, que se ha emancipado de su extirpe, su linaje, quién es ésta que  toma a una sapo horroroso como yo, y le sonríe ¿sabrá que yo soy un sapo y nada mas?


Quizá piensa que soy una criatura mágica, que al momento de besarme me convertiré en un noble caballero, o un príncipe…. Quizá sepa que soy un pobre sapo , que lloro sin lagrimas, que no me enamoro de humanos o humanas, o esta niña.  Nadie me protegió nunca, nadie me tomó y me dio un hogar, nunca nadie me quiso como ahora esta mujer sin cabello me quiere. Cuando despierta, se asoma al tomo, me saluda, me canta, y después  me cambia el agua, si supiera que mientras mi agua esté mas llena de mi, mas estaré seguro.


Recordaré,  en mi renacuaja vida, mis hermanos me perseguían para comerme, pero ésta no me ha comido, no me ha hecho ningún daño, ayer me habló de su padre, un hombre horroroso que la quería casar con un hombre rubio y estúpido,  ella escapó, se refugió en el bosque, en la oscuridad, donde nadie la podría encontrar, donde nadie la obligaría a casarse con un patán, príncipe y poderoso; pero al final un patán.


Yo me haré viejo, ella seguirá siendo hermosa, ella seguirá existiendo, y yo habré muerto, y a mi cuerpo lo chuparán las moscas, dejará de existir, y ella seguirá ahí, y si ahora me quiere, entonces me extrañará.

-Hermosa mujer, si puedes entenderme, vete, déjame sólo, deja que me vaya, o ámame, ámame como sapo, quiéreme sin esperar a que yo sea un príncipe, estoy triste por ti princesa, estoy triste por que no soy quien esperas…

La princesa me toma, me acaricia, es la primera vez  lo hace, sus manos tiemblan, están húmedas, sus manos blancas están sudando, voltea sus palmas y las ve, después me alza, me besa . Lo ves, no soy quien pensabas, no soy  hermoso, no soy para ti.


Me pone una diadema, su anillo  ¿es que debo sonreír princesa mía?


Ella se recuesta sobre el suelo, el color blanco de su piel ahora toma un tono verde, creo que duerme, sueña con que yo me convertí  en un príncipe.

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